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Amalia Varela

Mi nombre es Amalia, nací en un lugar lleno de sol y muy cerca de las montañas, de los Andes precisamente: la ciudad de San Juan de la Frontera, en Argentina. Hace muchos años que decidí que quería tener una experiencia de vida en el extranjero y por eso llegué a Alemania en el año 2009. He vivido en varias ciudades distintas de este país y hace más de un año, Colonia es el hogar de mi familia.

Me encanta aprender. Creo que esto es lo que más me gusta del hecho de ser “humana”, tener la capacidad y la posibilidad de aprender muchas y tan diversas cosas y desde allí, crear, interpretar, compartir y crecer. Desde que nacemos no pasa un día sin que aprendamos algo (o mucho) y esto es, para mí, fantástico.

Desde que me acuerdo siempre quise ser profe y estoy muy agradecida de haber optado por este camino que no solo me permite a mí descubrir y aprender, sino que me permite acompañar a otros en su camino de aprendizaje. Por suerte he podido experimentar estos procesos en distintos contextos y con diferentes grupos humanos de culturas y edades diferentes. Me apasiona entender cómo funciona nuestro cerebro y por qué y para qué aprendemos, también cómo se generan estos procesos y de qué manera podemos mejorarlos y disfrutarlos cada vez más. Si algo nos distingue es que todos tenemos esta capacidad y que la base de los procesos es similar pero también considero que cada persona es única en su conjunto de características y experiencia y, por eso, cada uno de nosotros le aporta su “especialidad” a la creación y conformación de las interpretaciones sobre el mundo. 

Como también soy muy curiosa, siempre estoy entusiasmada y expectante buscando cosas nuevas que descubrir. He podido acompañar mis intereses con estudios por lo que me he formado en lingüística, literatura, educación y neuropsicología; y he profundizado mis conocimientos en la didáctica de español como lengua de herencia y segunda lengua. 

Al llegar a Europa, me dio mucho gusto tener la posibilidad de aprender lenguas y comencé por el alemán, le siguió el italiano y, desde que conocí a mi pareja, el francés. Ya en la Universidad, al estudiar la carrera de Profesorado, había aprendido Latín y Griego antiguo pero estudiar lenguas vivas, habladas y sentidas, es otra experiencia. Como en casa formamos una familia multilingüe mis intereses actuales tienen que ver con la pedagogía, la didáctica y la enseñanza de las lenguas a niños, tanto en entornos familiares como educativos.

Compartir lo que sé, tanto por estudios como por experiencias de vida, para acompañar los procesos de aprendizaje y creación de niños y adultos es el trabajo que más me gusta y en el que pongo todo mi empeño y ganas para crear un ambiente agradable y divertido en donde todos los participantes exploren y den lo mejor de sí mismos. 

Por suerte, estamos viviendo un proceso de cambio de paradigmas en el cual nos hacemos muchas preguntas y reflexionamos acerca de temas que tienen que ver con nuestras circunstancias; y la educación es uno de ellos. Pensamos en los procesos educativos que se desarrollan tanto en ámbitos familiares como en otros ámbitos institucionales. Nos hemos dado cuenta de que nuestros sistemas ya no acompañan las necesidades de las chicas y los chicos de hoy en día. Nuestro mundo ha cambiado y tenemos que cambiar con él si queremos lograr un equilibrio y que, tanto nosotros como nuestros hijos, tengamos una vida próspera y responsable. 

No se trata de desechar todo lo que hemos construido hasta ahora en materia educativa, sino de reflexionar de manera crítica y readaptarnos a las necesidades de nuestras sociedades actuales.  Los cambios suceden más rápidamente, las tecnologías evolucionan a velocidades casi inconmensurables, estamos expuestos a muchísima información. Debemos encontrar otras maneras más efectivas de entender  nuestro entorno y poder hacer interpretaciones satisfactorias de la realidad de nuestro día a día. Para ello, necesitamos herramientas y competencias que debemos adquirir en el seno de nuestra familia y en la compañía de los otros, en diversos contextos educativos. Porque la única realidad en la que creo es en la realidad del permanente cambio.

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